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Francis Spufford: Golden Hill (2016) 5 estrellas

Satisfacción en la descolonización de ficción

5 estrellas

Desembarca Mr. Smith en Nueva York pre-revolución. En el banco le preguntan ¿qué pretende; a qué viene, qué se trae? Y él: no pues eso es privado, no quiero decir, sólo denme mi dinero. Y los banqueros: ah pues quiere hacernos algo malo. Y Smith: no no, nada malo. Banqueros: entonces díganos. No.

¡Y no les dice! Pero el documento que trae equivale a mucha bonanza así que más vale tratarlo bien, aunque con cautela. Y las hijas del banquero son encantadoras. En especial la que está bien loca y cuya rebeldía nomás no cabe en esa familia, en esa ciudad.

Tampoco cabe Mr. Smith, y de eso va gran parte de la novela: los neoyorquinos buscando sentido en las palabras y acciones de Smith, él con su misión secreta. En otros episodios sentimos que tiene más profundidad espiritual Smith que la élite de Nueva York.

En parte por que por entonces Nueva York era una ciudad de 7mil habitantes, mientras que Londres -de donde viene Smith- tiene 700,000.

Pero más por que la Alta Sociedad neoyorquina está preocupada por cosas muy básicas, sólo les interesa el comercio. ¿Qué lo motiva a Smith? Parece ser un Gentilhombre, tal vez sólo quiere distracciones, entretenimiento, diversión. Tal vez su misión cuida los intereses del Gran Capital Europeo. ¿Y si fuera un espía francés?

Le toca algo solitario, como a forastero sospechoso. Aún así encuentra amistad, más sincera de lo que nos parece al principio. Lo abrazan, protegen y rescatan de errores que hubieran costado bien caros.

En el fondo de una de las crisis, en la carta que le escribe a su padre, entrevemos quién es Smith, y qué quiere. Pero muy de lejos y vagamente. De modo que el desenlace sorpresa sorprende satisfactoriamente. Es un poco menos triste el amor trágico cuando al final de ese arco narrativo reconocemos la voz del narrador.

Muy bien escrito, la prosa tiene momentos sublimes, al rato pongo acá unas citas. Lo recomiendo ampliamente, creo que voy a leer todo lo de Francis Spufford.