Un gran atleta, un boxeador de talento extraordinario. No se explican cómo es posible, si lleva tan poco tiempo entrenando. Tal vez sea por sus raices gitanas: cuando pelea parece bailar.

Uy pero es Alemania y el partido nazi va en ascenso, lo mismo que la carrera pugilística del protagonista, ambas trayectorias rumbo a una colisión.

Heróico a los 8 años cuando rescata a su mamá y hermanas de unos salteadores, ese episodio me conmovió profundamente. A esa edad decora su habitación con una foto de Rosa Luxemburgo y un retrato imaginario de Espartaco. Me gustan los héroes del héroe y la forma económica de construirlo.

Adolescente tardío desarrolla un cuerpazo que trae locas a todas las chicas. En el siglo XXI le arrojarían ropa interior al ring. Pero en su siglo XX lo llaman a gritos bajo su ventana. Una psicóloga se interesa por su respuesta a tal estímulo: se enamoran. Pero la psicóloga es 10 años mayor y las leyes de su pueblo prohiben tales uniones. Pero está bien pues así tenemos ocasión después de imaginar la admiración gitana de nuestro boxeador por una mujer cosaca. Es bellísimo cómo la imagina con sus caballos en las estepas.

Nunca me ha interesado el box, pero la prosa de Darío Fo es excelente. ¡Ganas me dan de leerlo en italiano! Me tenía bien interesado por el personaje central y eso es lo que lo hace emocionante. ¡Festejé todas sus victorias!

De las injusticias y demás chingaderas nazis ya sabemos todo. Lo bonito es cómo los enfrenta nuestro boxeador, tan valiente.

Darío Fo es lo máximo y estas biografías noveladas que escribió son realmente muy amenas.